22 de abril de 2017

Mi timón, mi afectado.

Los días pasan y vivir se vuele más difícil con el paso del tiempo. Vivir en melancolía es casi como vivir en agonía. La idea de no volver hablar con alguien, la idea de no hacer lo que siempre solemos hacer, me está matando. Sé que lo arruiné, se que dije cosas que demuestran lo contrario a lo que siento, sé que dije que lo quería a él pero la verdad es que te quiero a vos.

Quiero tus risas, tus bromas, tu apoyo. Quiero desvelarme hablando con vos, quiero despertarme y encontrar un mensaje tuyo. Quiero ver al cielo y pensar en vos, quiero ver el sol y las estrellas a tu lado, quiero que cada día se vuelva un recuerdo más. Sé que lo he arruinado y no hay nada que pueda hacer para cambiarlo.

Es cierto lo que dicen que las acciones dicen mas que mil palabras, y sé que no hay nada que pueda escribir o decir para remedir al daño que he hecho. Saber que he hecho cosas que jamás pensé en hacer me come por dentro, estoy cambiando y es como si no tuviera la capacidad de controlar esos cambios, de tomar otro camino, de ir por otro rumbo. Entiendo que no es así, que cada quien tiene timón y es el capitán de su barco, y quizás lo que necesitaba era una gran ola, que dañara todo a su paso y me obligara a girar el timón en una nueva dirección.

 Nadie quiere olas ni tsunamis en su vida que lo hagan pasar por momentos difíciles, pero necesitamos entender que a veces son la vía para hacernos cambiar, para detenernos y pensar qué estamos haciendo mal, y qué podemos cambiar. los baches en la vida tienen esa función, nos hacen ver hacia adelante y reconocer todo lo que nos queda por hacer y comprender que nuestro paso por la vida es tan fugaz que por ello debemos apreciar cada instante y hacerlo lo más mágico posible.

Con vos pasó mi ola, fuiste el pasajero afectado ante tal desastre y no pude prevenirte ni salvarte de eso. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario